murieron los retoños
de ciruelo
en un movimiento repentino
el poema tomó
forma de hueco
yo apoyé la curvatura de mis manos
en el centro mismo del silencio
y era suave como la piel de un gato,
era rosado y me invitaba a entrar
a fundar mi morada en su intemperie
para que ya no tuviera que decir,
pero yo estaba anclada al otro lado
haber venido y no
porque no era el momento
la musicalidad evanescente
se mantuvo en el aire
y yo hubiera querido haber llorado
pero ni eso siquiera
1 comentario:
Wow... hay erotismo y timidez, sinceridad y humedad. Un poema anfitrión, la imaginación hace el resto, un suspiro es la respuesta del lector.
Muy lindo Caro.
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